Cuando instalamos un sistema de alarma en casa o en nuestro negocio esperamos que funcione, nos dé seguridad todos los días de la semana durante las 24h e impida que tanto nosotros como nuestros bienes corramos ningún tipo de peligro. Para que esto sea así y podamos estar realmente tranquilos, además de alargar la vida útil de nuestro sistema de vigilancia, es muy recomendable realizar la supervisión de los equipos.
Existen dos tipos de mantenimiento:
PREVENTIVO
Es el mantenimiento que se realiza periódicamente para revisar el estado de toda nuestra instalación sin que haya ninguna incidencia concreta. Recomendamos realizar estos chequeos cada 2,4 o 6 meses según las características de la instalación. Hay factores a tener en cuenta como:
- Localización geográfica: hay que estar especialmente atentos en zonas muy frías o extremadamente calurosas, ya que las temperaturas afectan a los sistemas electrónicos.
- Dimensiones de las instalaciones: según los metros cuadrados se recomiendan revisiones más o menos espaciadas en el tiempo. Cuanto mayor es la superficie a cubrir, menor será el tiempo entre servicio y servicio.
- Estándares de seguridad según el tipo de instalación, características y políticas de empresa.
El mantenimiento preventivo se hace con los equipos en funcionamiento, ya que es una revisión y permite encontrar cualquier defecto, corregirlo y prevenirlo para el futuro. Esto ahorra muchísimo tiempo y dinero porque evita futuras incidencias.
Durante este tipo de mantenimiento se realiza la limpieza física de los sistemas, la revisión de los equipos, del cableado, de las conexiones y de la configuración para asegurar el correcto funcionamiento y evitar pérdidas de información, tiempo y dinero.
CORRECTIVO
Este mantenimiento se realiza cuando hay que intervenir para reparar algo que ha dejado de funcionar o no funciona con la precisión que se requiere. La mayoría de estos fallos se descubren realizando el mantenimiento preventivo.
El objetivo del mantenimiento correctivo es reparar y restaurar el sistema en el menor tiempo posible y sin dejar de funcionar. Debe haber una reacción rápida para repararlos o reemplazarlos sin que todo este proceso afecte demasiado a su operatividad.
SUPERVISIÓN PREDICTIVA
Es importante tenerla en cuenta, ya que consiste en crear un sistema de avisos que se active cuando un dispositivo esté a punto de averiarse o no esté funcionando al 100%. Este control nos permitirá anticiparnos al fallo y entendiendo las señales podremos reaccionar y agilizar la reparación antes de que el fallo haga parar nuestro sistema de vigilancia, provocando pérdidas de tiempo y dinero.
Sabiendo todo esto y para evitar fallos que pueden generarnos pérdidas, podemos poner en marcha una estrategia proactiva que, además del mantenimiento preventivo, predictivo y correctivo, nos permita tener un sistema de mejora continua para incrementar nuestro nivel de seguridad y control. Si controlamos y seguimos de cerca los fallos más comunes o más recurrentes en nuestra empresa o nuestro sistema de vigilancia doméstico, nos anticiparemos a ellos ahorrando gastos y evitando errores en nuestro sistema de seguridad.